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Reflexología

Se trata de una terapia manual basada en ejercer presión mediante digitopuntura en determinados puntos del cuerpo, que están energeticamente enlazados con los órganos internos, buscando un efecto reequilibrante.

Reflexología o terapia zonal es la práctica de estimular puntos sobre los pies, manos, nariz u orejas (llamados zonas de reflejo), generando un efecto benéfico sobre otras partes del cuerpo, y de mejora en la salud general.

Todas las partes del cuerpo, los músculos y la piel, están comunicadas y la información sensitiva llega a la médula espinal, que transmite la información nerviosa al cerebro. En el caso de un órgano enfermo se produce una estimulación nerviosa. Esta estimulación se transmite por la médula espinal, después circula por las fibras nerviosas anteriores y llega a la zona cutánea (refleja) produciendo una dermalgia. En esta zona de tensión, la circulación local está alterada, lo que puede producir una acumulación de toxinas o la formación de pequeños cristales. Por lo tanto si se actúa localmente sobre el músculo o sobre la zona cutánea, haciendo desaparecer esta reacción refleja, se suprime el círculo vicioso del trastorno energético. Las zonas reflejas son de 5 a 20 veces más sensibles que los órganos mismos.

ORÍGENES DE LA REFLEXOLOGÍA

Habitualmente se situa el origen de esta terapia en la medicina tradicional china, que considera al ser humano una manifestación energética donde cada parte está conectada con el todo. De hecho, la acupuntura puede considerarse un tipo de reflexología. También los indios Cherokees han dado siempre gran importancia a los pies para mantener un equilibrio físico, mental y espiritual. Masajearlos forma parte de una ceremonia sagrada, pues creen que los pies son nuestro contacto con la tierra y con las energías que fluyen a través de ella y además, por medio de ellos, el espíritu está vinculado con el universo.

La reflexología moderna, tal como la conocemos en occidente, nace esencialmente de los trabajos de principios del siglo XX llevados a cabo por dos americanos, el doctor William Fitzgerald y la masajista Eunice Ingham. Fue Fitzgerald quien propuso inicialmente la teoría de que el cuerpo humano es atravesado, en sentido longitudinal, por diez meridianos, que lo dividen en otras tantas zonas, cada una de ellas ocupada por determinados órganos cuyo “reflejo” se encuentra en áreas perfectamente definidas de los pies y de las manos. Pero la creadora de la terapia reflexológica tal y como hoy la conocemos fue la masajista Eunice Ingham. Experimentó y documentó con sus pacientes la aplicación de presión en determinazas zonas del cuerpo con el objetivo de aliviar otras. Con el nuevo método, los pacientes manifestaron unas reacciones óptimas en cuanto a reducción del dolor, mejora de movilidad y recuperación natural.

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